lunes, 12 de octubre de 2009

Sostenibilitatearen izenean?

Badirudi sosteniblea izatea modan dagoela, baina ez al da kontraesankorra proiektu bat "sosteniblea" izan dadin beste eraikin arrunt batek baino baliabide gehiago eskatzea? Zenbat astakeri egiten diren "sostenibiliatea"ren izenean...
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Arquitectura sostenible: sólo para tus ojos

La sostenibilidad se ha convertido en la guinda imprescindible para cualquier pastel arquitectónico. No queda ya arquitecto estrella ni proyecto de rascacielos, museo, aeropuerto o centro comercial que no incorpore la etiqueta sostenible y una serie de elementos que asuman la estética verde o mejoren su eficiencia energética.
Por ejemplo, en Inhabitat presentaban el proyecto de rascacielos Castle House que se ubicará en el sur de Londres. Este enorme edificio, además de necesitar montañas de materiales, generará su propia electricidad mediante tres aerogeneradores localizados en su techo.
Inspirado por el “rascacielos eólico”, Geoff Manaugh critica, en BLDBLOG, la visión cada vez más popular y excesivamente simplista de la sostenibilidad arquitectonica. Los desarrollos tecnológicos actuales no permiten crear edificios verdaderamente “verdes”, que ayuden activamente a la mejora ambiental del área en que se ubican. Por el contrario, hoy en día, estos edificios son sólo “menos malos” de lo que podrían ser.
Manaugh nos propone un ejercicio mental comparando dos casos hipotéticos. ¿Qué proyecto consideraríamos más “verde”? Un arquitecto A antepone la eficiencia ambiental a la estética y diseña un edificio tratando de reducir al máximo el consumo de materiales en sus estructuras, lo que al tiempo consume menos energía para su transporte. Pensemos ahora en un arquitecto B que diseña su edificio sin preocuparse por cuestiones de eficiencia pero, finalmente, coloca una serie de espectaculares aerogeneradores en su techo, generando un efecto estético impactante y haciendose acreedor de la marca “verde” o “sostenible” en todos los medios especializados y generalistas. Se puede argumentar que es posible conjugar la estética y la eficiencia, pero lo cierto es que asistimos a excesos formales, con fuertes impactos ambientales, amparados en parches verdes, más mediáticos que eficaces, como atestigua el rascacielos de Castle House.


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